La banda formada por la actriz madrileña Leonor Watling y el músico cántabro Alejandro Pelayo es una de las formaciones más interesantes del panorama musical nacional. El grupo presentará su último trabajo, el séptimo disco de su carrera, el viernes ocho de febrero en el auditorio del Centro Botín.
La actriz Leonor Watling se muestra parca en palabras sobre un escenario, pero es un animal escénico capaz de cautivar a los asistentes con su presencia y una portentosa voz. Marlango es una formación que enamora en directo. El grupo formado por la cantante madrileña Leonor Watling y el músico cántabro Alejandro Pelayo es una de las bandas más fascinantes del panorama musical nacional. Llevan quince años sobre los escenarios y siguen sorprendiendo con cada nuevo lanzamiento. Deberías escuchar canciones como El veneno o Dime que llegaremos lejos, pertenecientes a su último trabajo, el séptimo disco de su carrera. Technicolor es álbum en el que se alejan de la linea de canciones de pop que habían marcado sus anteriores lanzamientos, en pos de aires más cinematográficos. “Technicolor tiene un ambiente de banda sonora”.
Marlango presentará su nueva colección de canciones el próximo viernes ocho de febrero en el auditorio del Centro Botín de Santander, un concierto para el que ya no quedan entradas a la venta. Alejandro Pelayo recibe a este medio y no duda en señalar que la posibilidad de hacer un concierto sobre un escenario abierto a la bahía de su ciudad, era una oportunidad que no podían dejar escapar. “Esto elimina la posibilidad de actuar próximamente en otros aforos, pero una vez pase la primavera se puede volver a la ciudad a realizar un show al aire libre o en un recinto más grande”. El concierto de Santander también será diferente en cuanto que sólo subirán tres personas al escenario: piano, violonchelo y voz. “Normalmente somos seis músicos en los conciertos de Marlango”.
– Marlango se encuentra inmerso en la publicación del séptimo álbum de su carrera. Hasta ahora vuestros trabajos habían ido enfocándose cada vez más hacia el pop, sobre todo Un día extraordinario (2012) y El porvenir (2014). En el último disco esto cambia…
Yo también siento que es así. Los anteriores álbumes de la banda en castellano se acercan a un formato de canción más estándar, por decirlo de alguna manera. Los planos en los que todo está colocado son los habituales: el lugar que ocupa la batería, la guitarra o el piano. No estamos inventado nada. Son temas que encajan en un formato de canción en el que encontramos artistas como Radio Futura, Xoel López e Iván Ferreiro. Sin embargo, en el nuevo disco hemos prescindido de usar guitarra y bajo y hemos alterado la estructura clásica de estrofas y estribillos. La sensación que siempre hemos tenido es que los temas del álbum nacieron salvajes y no les pegaba nada que les pusiéramos el uniforme de un colegio de pago.
– ¿Qué instrumentos podemos encontrar en vuestro último trabajo? Piano, batería…
…cuerdas y metales. No queríamos que nuestro último álbum fuera un disco de piano y voz con cosas; queríamos que todo estuviera al mismo nivel, tanto la melodía principal, como otras melodías secundarias que conviven con esta y se encuentran en un trombón, en un violonchelo o en un piano. Technicolor es un equipo de futbol en el que juegan varios delanteros y cualquiera puede marcar un gol, no jugamos con un único futbolista en punta y el resto de jugadores por detrás de este.
– ¿Una canción que destacarías de Technicolor?
Dime que llegaremos lejos me gusta mucho, aunque la verdad es que es bastante difícil quedarse con una canción sobre el resto, ya que todos los temas vienen del mismo lugar; escribimos todo el rato la misma canción y luego la tratamos de una manera diferente. El veneno es otro tema que destacaría, que resume el sonido del disco.
Marlango ha superado todas nuestras expectativas
– El primer álbum de Marlango cumple quince años en febrero…
El tiempo pasa y aquí seguimos, sin tener ningún plan: Marlango ha superado todas nuestras expectativas. Un disco genera una gira, que a su vez es un caldo de cultivo excelente para componer nuevas canciones; y se van sucediendo los lanzamientos, las giras y los conciertos casi sin darte cuenta. La vida del músico funciona así. La banda nace en cuanto pasamos, de hacer versiones de temas que nos encantan, a improvisar y poner melodías a textos en inglés que Leonor tenía escritos en un cuaderno. El resultado se lo enseñamos a varios amigos músicos que tenemos, esperando que nos ayudaran a saber qué podía faltar para que las cosas que habíamos hecho se convirtieran en una canción, pero nos dijeron que no faltaba nada, que los temas pueden ser de tantas maneras como el que los interpreta, y si estaban escritos e interpretados de una determinada manera, es porque eran así. Desde el año 2000 ya estábamos trabajando en esta aventura, sin llegar a plantearnos que todo acabaría dando lugar a nuestro primer disco. Aún no nos habíamos planteado la grabación, cuando conocimos a Carlos Galán, de la discográfica Subterfuge, que nos dio la posibilidad de pasar las canciones a limpio.
– Una de esas personas que tienen un imán para descubrir nuevas bandas o publicar grupos en su mejor momento. Discos nacionales históricos como Devil came to me de Dover salieron de Subterfuge.
Es un buscador, y alguien que apuesta, algo que lleva haciendo toda la vida, no tiene problema en apostar por grupos que le parecen interesantes. Le gustó lo que escuchó de nosotros y nos dio la posibilidad de grabar nuestras canciones. Y un día nos dijo algo así como: “¿Eso que habíamos dicho que se podría hacer en un futuro? Pues se puede hacer, nos están diciendo que si queréis ir a tocar a Burgos; y a Toledo; y a Tokio”. Con nuestro primer disco hicimos noventa y seis conciertos en menos de un año, recorriendo medio mundo y aprendiendo sobre la marcha. Al menos tuvimos la suerte de que el resto de músicos que nos acompañaban en la gira tenían bastante experiencia sobre un escenario. Acabamos siendo disco de oro en España, lo que nos llevó a realizar una gira más grande, que acabó dando lugar a un segundo trabajo y a otra gira. Es un poco como un hámster en una rueda, él no se para y nosotros tampoco.
– Con el primer disco hicisteis muchos conciertos fuera de nuestro país. Un detalle de ese trabajo, es que el álbum estaba compuesto en inglés. Sin embargo, desde hace tres discos habéis dado el salto al castellano.
Es un cambio que surge de manera natural. En nuestra primera gira hacíamos versiones de canciones en castellano, porque teníamos que completar nuestro repertorio. Nuestros temas no daban para hacer una hora y media de concierto, por lo que tocábamos canciones como El último habitante del planeta, de Mastretta. Con el paso de los años, el cuaderno de Leonor se fue llenando de letras en castellano, y a raíz de una noche en casa del músico argentino Fito Páez, decidimos que era el momento de probar a cambiar. Viajamos habitualmente a países como Argentina o México y es increíble cuando alguien conoce la letra de uno de tus temas.
– Siete discos después, seguís tocando versiones en directo en vuestros conciertos. En los shows de Marlango no suele faltar una versión del tema Semilla negra, de Radio Futura, y una versión de la canción Pétalo de sal, de Fito Páez.
Hay canciones que nos gustan demasiado como para renunciar a ellas. Cuando tienes un instrumento delante, siempre es muy apetecible tocar algo que escuchas en tu casa; y también ayuda a que la gente entienda mejor el proyecto. Para comprender lo que nosotros hacemos hay canciones fantásticas de otros que lo explican mejor, temas que nos van marcando el camino.
“La música es un lenguaje universal que no tiene edad”
– Hace dos años publicaste un disco en solitario de canciones en las que sólo encontramos un piano, no hay voz ni otros instrumentos. ¿En qué momento decides publicar un trabajo tan personal?
El álbum La herida invisible no tiene nada que ver con Marlango, pero viene del mismo lugar que las canciones de la banda. Había melodías que nunca habían entrado en el grupo, que nunca habían conseguido tener la voz de Leonor, y que también merecían ser pasadas a limpio, como los temas que Leonor y yo componemos a medias. Un proyecto que llevé a cabo en el mismo lugar donde habíamos empezado Marlango. Tenía la necesidad de hacer algo personal, más íntimo.
– Desde la publicación del disco también has realizado varios conciertos de piano para niños, otro proyecto diferente.
Divido mi tiempo entre mi trabajo y mis hijos, y gran parte del tiempo que les dedico es desde el piano. Muchas veces he acabado en casa con amigos, jugando con ocho o diez niños al piano. Un día me propusieron hacer lo mismo en un teatro y que hubiera cien niños. No tenía claro que fuera a ser capaz, ocho o diez niños son manejables, cien es más complicado. Finalmente llevamos la idea a cabo, vinieron ciento cincuenta niños con sus familias y todo el mundo salió encantado. Desde entonces voy programando recitales para niños, algo diferente, que se parece más a un concierto en Japón que a otra cosa, pero donde se disfruta bastante.
– ¿Un concierto en Japón?
Es un concierto muy ajeno. Los niños son un público exigente, que está más concentrado. Por momentos sienten como si estuvieras tocando sólo para uno de ellos y hacen todo lo que les dices, están muy entregados. Un niño no regala nada, el que aplaude, es que aplaude y lo da todo porque se lo ha pasado bien. Es un público que va de frente. La clave del éxito es no tratar a los niños como niños. Siempre hay una condescendencia por parte de los adultos de hablar a los niños como si fueran idiotas, y no lo son, son más pequeños, pero no son idiotas.
– La formación cántabra Billy Boom Band triunfa en nuestro país realizando conciertos de pop para niños. Una banda que busca romper la ridícula frontera musical entre los más pequeños y sus progenitores. En una entrevista en este medio con respecto a la publicación de su último trabajo explicaban que no entendían “esa idea de que a los niños se les tiene que dar todo masticado”.
Toda la razón. Muchas veces busco donde llevar a mis hijos y no es fácil encontrar planes. Espero que cada vez haya más oferta. La música es un lenguaje universal que no tiene edad. Muchas veces los niños, o sencillamente los jóvenes menores de dieciocho años, no pueden entrar a un concierto por temas legales, como el alcohol, y no me parece justo.
– En los últimos años han surgido iniciativas como Queremos entrar, que abogan por permitir la entrada de menores a los concierto
En Marlango hemos firmado un montón de documentos y manifiestos, y aunque han cambiado muchas leyes, todavía sigue sin ser fácil que los menores accedan a salas de conciertos. Los horarios a los que suelen celebrarse dichos eventos tampoco ayudan.
Marlango – El veneno
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Playlist de Spotify con las canciones que deberías conocer de la banda.
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