La formación madrileña Hinds, que ha conquistado al público anglosajón (convirtiéndose en el primer grupo nacional que triunfa en el extranjero antes de hacerlo en España), actuaba este viernes en el Auditorio del Escenario Santander.
“Ojalá fuéramos tan grandes como Sober, pero gracias por elegir a Hinds”. La carta de presentación de la formación madrileña Hinds en el Escenario Santander. Cuesta creer lo mucho que han progresado a lo largo de los últimos tres años. La banda ha conquistado al público de medio mundo. Y la crítica se ha rendido a sus pies. Pueden presumir de haber actuado en las mejores salas y festivales; y de tocar con artistas de culto. Para ilustrar su carrera meteórica: fueron teloneras de los ingleses The Libertines tocando en París ante 6000 personas cuando apenas tenían unos meses de vida y una simple maqueta en internet. ¿Otro de sus logros? Aparecer en uno de los programas estrella de la televisión estadounidense ante millones de espectadores. Pero lo mismo que alabamos su periplo internacional podríamos decir que se han convertido en el primer grupo nacional que triunfa en el extranjero antes de hacerlo en España.
Ir a ver a Hinds en concierto debería significar naturalidad, diversión y muchas guitarras, ¿no? Al menos eso es lo que una persona espera en base a los temas de su primer álbum. Puede que la fórmula de la banda se sustente en canciones directas y una cercanía con el público. Parecen divertirse sobre un escenario; y esos sentimientos los transmiten a los asistentes. Durante una hora de concierto fueron cayendo las canciones del disco de debut de la banda (Garden, Warts, Castigadas en el granero…), y otras sorpresas, en un ambiente único.
Ayer pudimos conocer el Auditorio del Escenario Santander. No es otra cosa que la sala que utiliza para sus conciertos la Banda Municipal. Es pequeño (y apenas había cuarenta personas), íntimo, tiene hasta percheros para colgar la ropa y un sonido excelso. Era la tercera vez que un grupo toca en dicho espacio. Lástima que no se utilice más a menudo para eventos. Aunque entendemos que la Banda Municipal de Santander tiene derecho a tener su sitio y poder guardar ahí sus instrumentos. Y que los baños se encuentran en la sala principal (de hecho, había que colarse en el concierto de Sober).
Hubo tiempo para que las chicas de Hinds se metieran a los asistentes en el bolsillo (el espacio reducido también ayudaba), para que Sober vinieran a realizar comentarios sobre una canción antes de comenzar a tocar en la sala contigua, para subir al escenario al cantante de The Parrots; e incluso adelantar dos temas inéditos de su esperado segundo álbum (que verá la luz a lo largo del año del viene). “Because I wanna be somebody new…“.
Y entre las canciones con las que cerraron, una versión de Holograma, del grupo madrileño Los Nastys, Bamboo (el tema con el que Hinds se dieron a conocer) y una versión acelerada de San Diego que gana enteros en directo respecto al álbum.
Una última curiosidad. En nuestro país es casi imposible en la actualidad que los artistas más importantes vendan más de 20.000 unidades (cantidad necesaria para conseguir un disco de oro). Izal o Robe Iniesta (Extremoduro) han superado esa cifra con sus últimos trabajos, mientras que artistas como Rosario o Chenoa pueden estancarse perfectamente en torno a la mitad (incluso contando el mercado latinoamericano). Hinds son un caso único, ya que a principios de año habían superado las 30.000 copias de su álbum de debut (muchas de ellas fuera de su país).