Belle & Sebastian es una de las formaciones musicales más influyentes de las últimas décadas. Facturan preciosas melodías pop inspiradas en los años sesenta y no han dejado de sumar fervientes admiradores desde su nacimiento hace ya algo más de veinte años. Canciones agridulces que narran historias juveniles, frustraciones y amores perdidos.
La banda escocesa prepara el lanzamiento de su nuevo trabajo, presenta un nuevo tema y hace sólo unos meses ofrecieron uno de los conciertos más aclamados del festival madrileño MadCool. Momento único para descubrir uno de los mejores libros musicales publicados en los últimos años. El café celestial (Expediciones Polares, 2016) significa adentrarse en los mundos de Stuart Murdoch, líder de la formación y una estrella del pop atípica que se vio sobrepasado por su éxito, es reacio a conceder entrevistas y duda del mundo en el que vivimos.
“El problema es que posiblemente me gustaría ir a Nueva York o a algún sitio similar. Y ahí radica mi hipocresía. América: un gran país pero dirigida por un montón de gilipollas. […] Y Europa es igual de asquerosa. […] Estoy seguro de que si conociéramos personalmente a los políticos descubriríamos que no todos son gilipollas, pero lo que sí son es pésimos”.
Un libro en el que cualquier persona apasionada de la música (aunque no se haya adentrado aún en los universos musicales de Bell & Sebastian) descubrirá una interesante premisa: cómo es la vida diaria de una persona que se dedica a componer canciones. Stuart Murdoch no es sólo el cantante de una de las bandas musicales más interesantes y exitosas de los últimos años, también es un hombre de mediana edad que canta los domingos en el coro de su iglesia y no perdona los ‘partidillos’ de fútbol con los amigos.
Cosas que los nietos deberían saber
“Pensé que lanzarme por el puente podía ser la mejor forma de lidiar con la aplastante, descarriada y vacía sensación de ser yo. Era una manera dramática de suicidarse, por supuesto, pero es que era muy joven todavía. Con el tiempo empecé a pensar más asiduamente en pegarme un tiro, o sea, evolucioné a una técnica menos espectacular que lanzar el automóvil por un puente de mi ciudad natal. De hecho, se puede trazar el desarrollo de mi vida de esa forma: por ejemplo, ahora lo que considero con frecuencia es tomar pastillas. Esas cuestiones dramáticas son cosa de niños. Ya maduré”.
Dicotomías: imagina que en el momento en el que tu carrera musical empieza a ser un éxito se producen desgracias en tu vida. Da igual. Hay que seguir adelante. Mark Everett, conocido artísticamente como Eels, es una estrella del rock estadounidense, pero su vida ha estado marcada por la pérdida. Todo se refleja en una de las mejores novelas de los últimas años, Cosas que los nietos deberían saber (Blackie Books, 2010), que se transforma sin embargo en una obra imprescindible que alaba la vida.
Si ya conoces la música de Eels, descubrirás cómo sus canciones cobran un nuevo sentido y se vuelven más fascinantes, y si no, te adentrarás en la carrera de un cantautor estadounidense de rock de culto y en el mejor libro de autoayuda posible. “Supongo que me estoy convirtiendo poco a poco en uno de esos viejos cascarrabias que creen que los animales son mejores que las personas. También es verdad que de vez en cuando hay gente que me sorprende positivamente y acabo incluso enamorándome de ella. Es lo que hay”.
Canciones de amor a quemarropa
“El nunca había desistido, nunca había abandonado la música. Mientras los demás estábamos en la universidad o en el ejército o atrapados en la granja de la familia, él se encerraba en un gallinero destartalado y se ponía a tocar su maltrecha guitarra en ese silencio del crudo invierno que todo lo envuelve. […] De todos nosotros, él era el mejor”.
Canciones de amor a quemarropa (Libros del Asteroide, 2015) es una breve novela convertida en una de las revelaciones de los últimos años. El debut literario de Nickolas Butler dispara al corazón. La historia de cuatro amigos de Little Wing (un pequeño pueblo estadounidense bautizado como una canción de Jimmi Hendrix) cuyas vidas han tomado caminos distintos. Henry se quedó en el pueblo y se casó con su primera novia. El resto emigró en busca del éxito: Ronny se convirtió en vaquero de rodeo, Kip en un agente de bolsa en Nueva York y Lee en una estrella de rock de fama mundial (personaje inspirado en Justin Vernon, compañero de juventud del autor y conocido mundialmente por el nombre de su proyecto de música folk, Bon Iver). De hecho, la música impregna toda la obra.
Una perfecta radiografía de la edad adulta. La llegada del éxito, los temores, las frustraciones… Y cuando todo se acaba, cuando parece que has tocado fondo, siempre puedes volver a los orígenes. Reencontrarte con los amigos que sobreviven pese al tiempo y la distancia. ¿Qué haríamos todos sin ellos? Un relato generacional en el que los protagonistas son a la vez los narradores. Cinco voces capaces de trasladarnos de manera impecable por todos los alrededores de la pequeña localidad estadounidense donde se criaron.
“Cada vez que vuelvo aquí me encuentro rodeado de gente que me quiere, que se preocupa por mí, que me protege como si levantara una tienda de color. Aquí escucho cosas, aquí el mundo tiene un latido distinto, el silencio suena como una cuerda que alguien hubiera rasgado millones de años atrás, música en los álamos y los abetos y los robles. Hasta en los campos y en el maíz que seca el sol”.