El músico santanderino Ángel Stanich lucha contra viento y marea para sorprender con un concierto de dos horas donde demuestra por qué es uno de los artistas más personales e interesantes del panorama musical nacional.
Con Ángel Stanich hay dos opciones: o te maravilla o le odias. Sus canciones llenas de personajes rotos y una voz agua y extraña que fascina (pero también incomoda) han dado lugar a una de las figuras más peculiares de la música española. Además, el cantautor santanderino vive rodeado de un aura de misterio que ha acrecentado su figura. Y si a eso le sumamos una frondosa cabellera acompañada de una larga barba parece complicado no fijarse en su imagen antes que en su música. Todo se complementa.
Todo parece estar en contra en el Escenario Santander. El músico santanderino Ángel Stanich no da señales de vida. Los conciertos nunca empiezan a la hora; pero este se retrasa más allá de lo esperado. Además, las señales recibidas a lo largo de los últimos días no acompañan. El cantautor lleva cuatro conciertos en cuatro días en diferentes puntos de la geografía española (cinco contando Santander): Lérida, Palencia, Segovia y San Sebastián; en este orden. Y según nos confirman fuentes cercanas al músico, tiene fiebre alta.
Escupe fuego disipa todas las dudas. La canción lleva años acompañando los conciertos de Ángel Stanich y ha evolucionado hasta transformarse en un tema imprescindible en sus conciertos (escucha obligada). Tu amor no arde, sólo escupe fuego… El primer gran momento de la noche. Puede argumentarse que el concierto se hizo largo (dos horas de duración), pero el músico sabe alternar momentos menos emotivos con las grandes canciones de su discografía. Más se perdió en Cuba, Galicia Calidade, Un día épico, Carbura… El repertorio de grandes temas del cantautor es bastante más interesante del que se antoja en un artista que solamente tiene dos álbumes en el mercado.
Ya estoy cansado de hablar, creo que voy a disparar. Hey, Joe, ¿no irás a matarme? No sé, chico, es posible que pase… La canción Metralleta Joe es un himno, el tema que disparó la popularidad de Ángel Stanich. Cuatrocientas personas coreando al unísono un estribillo convertido en un clásico de la música independiente de nuestro país. Y sin tiempo para descansar llega Mátame camión, otro estribillo pegadizo y el mejor cierre posible de la noche. Un concierto que comenzó con fiebre y muchas dudas, que siguió con Stanich sorprendido por convocar tantos asistentes y que terminó por todo lo alto.
Una conclusión sencilla: si te apasiona el músico cántabro deberías pisar uno de sus conciertos; si no le conoces aún, también; pero si no te gustan sus canciones no esperes enamorarte en directo, aunque vas a amortizar con creces la entrada.