La formación madrileña Vetusta Morla visita Santander (27 de julio, dentro de la programación de Los Conciertos de La Campa) diez años después de revolucionar el panorama musical nacional con un álbum que levanta pasiones, y odios, y que mucha gente considera historia de la música española.
Dejarse llevar suena demasiado bien. Jugar al azar, nunca saber dónde puedes terminar. O empezar. La canción Copenhague es uno de los momentos de la noche. El público que abarrota el mítico teatro Circo Price de Madrid entra en éxtasis. Casi dos mil personas corean una canción convertida en un himno dentro de la música independiente española. Mucha gente tiene un momento mágico con Vetusta Morla en su cabeza; un festival, un evento acústico o incluso un concierto con orquesta sinfónica. Los componentes de la banda han transformado su particular manera de ver la música en una de las propuestas más sólidas e interesantes del panorama musical nacional de los últimos años. Una aventura frenética sin apoyos discográficos ni editoriales que comenzó a finales de los años noventa y en la que el grupo ha dado forma a su factura de canciones de pop guitarreras llenas de cambios de estilo.
Cinco jóvenes de la localidad madrileña de Tres Cantos (años después acabarían siendo seis), cuya única pasión en común es la música, que se reúnen para aporrear sus instrumentos gracias a un profesor de filosofía de su instituto. Y llegan los conciertos. Y las maquetas. Y los premios. Pero también llega la universidad y la vida laboral. Y el sufrimiento. La actuación en un festival de música en Beirut en el año 2006 es el punto de inflexión en la carrera de la formación: allí deciden que dejarán sus trabajos y centrarán todos sus esfuerzos en lanzar su proyecto. En ese momento se encuentran presentado un recomendable pequeño trabajo de siete temas publicado meses antes, Mira, donde ya encontramos algunas de las canciones que formarán parte del álbum de debut de la formación. Primeras versiones de temas como Año nuevo y Valiente y versiones en directo de La marea y Al respirar. Y es que las canciones del primer álbum del grupo ya llevaban años evolucionando cuando la banda publica su álbum de debut dos años después de su aventura árabe.
La publicación de Un día en el mundo no es fácil. La banda contacta con decenas de discográficas recibiendo siempre la misma respuesta. Lo sellos multinacionales consideran que el sonido del grupo es demasiado independiente; mientras que las discográficas independientes consideran que el sonido de la banda es demasiado comercial. La historia no es nueva. Ocho años antes la mítica banda gallega Los piratas (de la que formaba parte Iván Ferreiro) tuvo muchos problemas para publicar su álbum Ultrasónica, que se acabaría convirtiendo en otro disco imprescindible de la música española, ya que el sello Warner se mostraba reticente a lanzar un trabajo que consideraba que no era ni demasiado comercial ni demasiado independiente. Un relato digno de su propio artículo.
Vetusta Morla tenía problemas hasta con su nombre, que mucha gente de la industria creía que tenía que cambiar (La Vetusta Morla es el tercer capitulo de la novela de La Historia Interminable, sobre una anciana tortuga). La banda decidió montar su propio sello y lanzarse a la autoedición. Un movimiento que en la actualidad, y gracias al auge de las redes sociales y los servicios de streaming, han llevado a cabo muchas formaciones musicales, pero en aquella época era demasiado arriesgado. Meses después del lanzamiento del álbum llenaban salas a lo largo de la geografía española. Un trabajo que empieza con una Autocrítica donde ya se aprecian muchos de los sellos de identidad que harían que el grupo fuera un éxito de masas: canciones llenas de cambios de estilo que se mueven a medio camino entre el pop y el rock, una percusión contundente, letras con metáforas que sorprenden y una de las mejores voces de nuestro país.
El tema Un día en el mundo, cuyo nombre da título al álbum, ayudó a que el fenómeno de la banda creciera de forma rápida, debido a la publicación de un vídeo donde puede verse al grupo interpretando la canción en formato acústico mientras sale de un piso de Madrid, recorre varias calles del centro de la capital y llega a hasta la FNAC de Callao, terminando la canción sobre el escenario en el que iban a dar un concierto. Un plano secuencia (una sola toma sin cortes) que apenas ensayaron y que no tenían claro que pudieran llevar a cabo; pero que acabaría convirtiéndose en un fenómeno viral con millones de visitas en internet.
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Vetusta Morla – Otro día en el mundo
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Vetusta Morla – Sálvese quien pueda
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